Hoy, día de la Tierra, vale la pena advertir que los cambios ambientales y sus consecuencias no ocurren por voluntad divina ni maldición diabólica, sino por el asesinato de los montes nativos y la proliferación de los bosques industriales; por los cultivos de exportación, que prohíben la diversidad de la flora; por los venenos que matan las plagas y de paso matan la vida natural; por los fertilizantes químicos, que fertilizan el dinero y esterilizan el suelo y por las radiaciones de algunas máquinas que la publicidad impone a la sociedad del consumo.
EDUARDO GALEANO
En el día de la Tierra no hay nada que festejar pero mucho en que pensar y mucho para trabajar.