DÍA DEL AGRICULTOR Y DEL PRODUCTOR AGROPECUARIO – 8 DE SEPTIEMBRE

«Un mar de setenta noches y un río de tres mañanas separa la tierra vieja de la tierra nunca arada». Ilustra en su verso el poeta José Pedroni en homenaje al proceso migratorio que comenzó con una oleada de ciudadanos de distintos lugares de Europa, que llegó a esta parte del país escapando de la pobreza de origen con el anhelo de un terruño propio para vivir y trabajar. El 8 de septiembre de 1856 se crea la primera colonia agrícola organizada del país: Esperanza,.

Tres años antes, en 1853 Aarón Castellanos, Manuel Leiva y el gobernador de Santa Fe, Domingo Crespo, firmaron el primer Contrato de Colonización Agrícola de la provincia, en el que el colonizador se comprometía a poblar la zona con familias europeas y agricultoras, a cambio de que el gobierno les otorgara, bajo el sistema de la subdivisión de la propiedad (lema que ostenta hasta hoy el escudo de Esperanza), una porción de tierra a cada una de ellas.

Castellanos debió realizar una intensa propaganda en Europa, para interesar a los inmigrantes en un nuevo posible destino, ya que en ese momento toda la inmigración se dirigía a Estados Unidos. Finalmente pudo reclutar familias con ayuda de agentes de viajes europeos, en Suiza (cantones de Valais, Aargau, Berna, Zurich y Vaud), Alemania (Hesse en su mayoría), Francia (Saboya y otras regiones), Bélgica y Luxemburgo, para que se establecieran en el lugar.

A principios de 1856 los inmigrantes emprendieron viaje, en barcos veleros desde el puerto de Dunkerque a Buenos Aires en una travesía de aproximadamente 60 días. Cada familia recibiría 33 hectáreas, que a los cinco años de la llegada la propiedad pasaría a manos de los colonos. Además, como adelanto, se le daría a cada familia un rancho, de dos habitaciones cuadradas de 4×4 metros, comunicadas entre sí, con una puerta y una ventana; 50 patacones en harina, semillas de algodón, tabaco, trigo, maíz, papas y maní para sembrar diez cuadras; dos caballos, dos bueyes para labor, siete vacas y un toro para cría. Las leyes de colonización proponían evitar el acaparamiento del suelo por los especuladores y la granja cumpliría una función social que era contribuir a la democracia.

En este contexto, la Escuela Nacional de Agricultura y sus tareas de extensión se hicieron cada vez más orgánicas, mediante asesoramiento, cursos temporarios, conferencias, concursos, exposiciones y publicación de folletos prácticos y noticias en la prensa diaria. El periódico La Tierra del día 22 de marzo de 1924, reprodujo un discurso del Director de la Escuela, el agrónomo Silvio Spangenberg: –  “La granja significa: posesión de la tierra en propiedad, vivienda e instalaciones sencillas pero confortables, explotaciones mixtas, montes de plantas forestales y frutales, instalaciones de tambo y lechería, de la industria del cerdo, de gallinero y colmenares, todo lo cual, en un conjunto armónico de actividades intensas que hacen la vida holgada, agradable, independiente, y forma las democracias orgánicas que la nación necesita para el progreso”.

Además, señala: “…mi visión del futuro contempla la granja convirtiendo al latifundio en pequeña propiedad y operando una transformación social completa y trascendental dentro de la paz y la confraternidad humanas, mediante un régimen político que repudia lo mismo la tiranía del capital que la del proletariado y sólo reconoce la supremacía de la ley”.

En esta oportunidad publicamos material fotográfico del Archivo Histórico de la Escuela Agrotécnica “Libertador General San Martín” de Casilda. Universidad Nacional de Rosario.