En las últimas semanas, los/las docentes, jefes/as sectoriales, instructores/as, preceptores/as, nodocentes de la Escuela Agrotécnica de Casilda, hemos tenido que, en algunos casos recuperar información y saberes que no utilizamos habitualmente, y en otros, tuvimos que aprender y apropiarnos de nuevas herramientas y estrategias, de otras dinámicas y procesos, para continuar realizando nuestro trabajo.
No ha sido, no es, una tarea sencilla porque si bien en todos los casos sobran la predisposición, la buena voluntad, los compromisos individuales y colectivos, fue y es necesario echar mano a una infinidad de recursos didácticos y herramientas tecnológicas de carácter innovador.
Muchas preguntas: ¿Cómo hacer para que los y las estudiantes continúen relacionándose con la Escuela? ¿De qué modo llegar al mayor número posible? ¿Cuentan todos/as con computadora? ¿Tienen conectividad? ¿Qué nuevos dispositivos podemos utilizar para que las explicaciones les lleguen a todos/as?
Desde clases presentadas en la página web de la Escuela, solicitud y preparación de aulas virtuales, mensajes de “WhatsApp”, pasando por teleconferencias entre docentes, con los estudiantes, con las autoridades de la UNR, llevadas a cabo con programas existentes en los teléfonos, usando plataformas disponibles en los campus virtuales, hasta la utilización de mensajería en “Facebook”, «Instagram”, etc., toda una variedad de opciones van cobrando sentido y tomando forma según la diversidad y singularidad de los grupos que participan.
Un trabajo artesanal y complejo de recuperación de información, de reconstrucción de historias de vida, de relatos conmovedores, nos interpela a diario y así vemos como van tomando forma otros modos de participación e interrelación con nuestros/as estudiantes.
Si algo faltaba para confirmar algunos aspectos positivos de la experiencia escolar, el aislamiento social, preventivo y obligatorio, viene a demostrarnos, sin duda, la importancia de la presencialidad, instancia de probado carácter insustituible.
Mientras tanto, sólo nos queda agradecer a los/las docentes, jefes/as sectoriales, instructores/as, al coordinador del área de informática, a los/as preceptores/as, al personal nodocente, al equipo de orientación y atención a la diversidad que desde sus hogares, con iniciativa, creatividad y afecto diseñan, eligen, prueban, ensayan, comparten saberes, ejercicios, propuestas, se comunican con la finalidad de continuar entramando relaciones, tejiendo vínculos; también amerita agradecer a los y las estudiantes que buscan con nosotros/as los mejores modos de comunicarse, que se encargan de avisar a otros compañeros/as, que se sostienen entre sí y que también piensan y proponen alternativas.
Asimismo, corresponde agradecer a las familias que se preocupan, que nos llaman, que intentan reconstruir las articulaciones habituales con la Escuela. Madres y/o padres que llegan a la Institución explicando sus dificultades, pero mostrándonos las tareas, los trabajos que sus hijos/as realizan. Por diferentes motivos, en estos días, hemos podido percibir con más fuerza el principio democrático que plantea que la educación pública es un derecho humano que sienta las bases para la construcción de nuestra propia humanidad. La educación vale, porque nos ayuda a construir juntos/as, aquello que nos iguala, que nos une de forma entrañable, que nos humaniza. La educación es una práctica de libertad cuando nos ayuda a construir los sentidos sobre los que se estructura una sociedad justa.
A todos y todas los que trabajan para ello, muchísimas gracias.
Lic. Graciela Mandolini – Directora Escuela Agrotécnica Casilda
